sábado, 25 de junio de 2022

25/06/2022

Ahora has tomado uno de los dos caminos y lo has hecho con fervor. Pero en dos o tres décadas, no tendré lugar en tus recuerdos. Desvanecido de tus pensamientos, habré sido borrado por completo. La verdad se hará evidente cuando te mires severamente a ti misma en el espejo esa noche. Desapareceré para siempre.

Hoy es un día sombrío. Me desperté abruptamente de un sueño profundo en alguna parte de Orión. Perteneciendo a la asociación de psiconautas del cosmos, soy un navegante consumado. ¿El maestro? Yo. ¿El aprendiz? También yo. Hace 29 años, no había tanta tecnología para buscar información, y ahora todo está condensado en un reloj, un calendario, un escritorio, etc. Antes podías mirar a la pared y ver la fecha y hora. Ya no es así. Pronto, nuestras manos y pies desaparecerán. Nuestra mente y nuestra voluntad también desaparecerán.

Me senté en aquella mesita y observé la oscura y solitaria esquina del rincón. Había algo para beber, y lo hice. Luego recordé que tenía que recoger el paquete de Ayacucho: un hermoso kit de autocultivo de enteógenos. No sabía cómo manejar el asunto, así que me vestí y salí a la calle. Pronto estaba atrapado en medio de todo ese aburrido tráfico de la carretera y me dije a mí mismo: Tienes que usar los enteógenos para escribir. ¿Alguna vez has escrito algo que valga la pena ser leído? Pronto estarás muerto, muerto en la calle si no escribes algo. Muerto en la calle, y nadie te extrañará. Todos esos pensamientos desaparecieron después de 20 segundos.

Regresé a casa y abrí la caja según las instrucciones. Era un frasco de plástico y algunas otras cosas. Dios mío, esto es una aventura para mí. Como la vez que probé la Ayahuasca. Me imaginé a esos poetas que bebían y vivían vidas miserables antes de tener esas experiencias místicas. Porque creían que los acercaba más a Dios. Porque representaba el primer paso para abrir las puertas de la percepción. ¡Pase adelante, caballero! Porque ha traído la llave contigo; estás seguro... Pero eso no era verdad, todo es más sencillo en realidad. En algún momento lo explicaré.

Era un día nublado cuando terminé todo lo necesario para el micelio y tenía muchas ganas de escribir. Escribía para mí y es la primera vez que publico una página de mi diario. No estoy seguro de ser un buen escritor, pero estoy seguro de ser una mala persona. Nunca me esforcé por ser un buen ciudadano ni por cumplir mis deberes cívicos. Nunca me importó el gobierno ni los hombres, nunca tuve nada que ver con los principios que rigen esta crujiente avalancha humana. Pero me interesaba aprender sobre escribir y sobre la vida de otros escritores. ¿De qué otra cosa podría interesarme?  No me interesa responder a esa pregunta, soy un mal ciudadano y no tengo que dar explicaciones. En cambio, lo que realmente me inquieta es esa sensación de tristeza y melancolía que me envuelve en este momento. Me siento atrapado en un vendaval de la niebla de las vías de la vida, como si mi existencia estuviera suspendida en un gancho.

Mis pensamientos vagan hacia ella, hacia todo lo que sentí en aquellos momentos efímeros de pasión y amor. Me veo ahora tumbado en una cama chirriante, rodeado de viejos manuscritos y con el pelo grasiento y desordenado. Es como si todo hubiera perdido su magia para siempre, como si la gota de rocío se hubiera convertido en barro.

Pero sé que esto es la fuente universal del todo, la verdad absoluta llena de sabiduría: todo tiene que acabar, incluso las cosas bellas de la vida. Es como ser una gota de rocío: podemos tener suerte y no disolvernos, pero tarde o temprano sucederá y no podremos hacer nada al respecto.

A pesar de todo, sigo esperando una llamada, algo que me saque de este abismo de tristeza y soledad. Pero sé que tengo que levantarme temprano, alimentarme bien, acariciar a mi gato y no perderme. Esto es un viaje, y debemos aprender a relajarnos y aceptar que todo termina.

En este momento, me siento cansado y agotado de todo esto. Me gustaría dormir una vez más con ella hasta el medio día, pero temo que todo ha terminado. Algo oscuro me acecha, y tengo que luchar contra ello día tras día. Pero sé que puedo cambiar en este instante, que puedo aceptar lo que vendrá y aprender a relajarme en el camino.



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