jueves, 30 de marzo de 2023

 XI


Sobre las alturas de tu pecho, enhebro mi patria Lejos de las llanuras y los mares Lejos de las montañas y las nubes A través del mar azul navego los confines Y en mis suspiros, vuelan cenizas Desgarradas por la crueldad de mi forma.

Descendí por el talud en los comienzos del cosmos Y mis ojos resplandecieron y me sumieron En sueños salvajes e irracionales; escuché El andar de tu holladura desde el exterior. En el vaho tenue del patio de tu casa Más hermoso que la ciudad de David.

Nunca me pregunté por dónde vagué Y el rayo de mercurio atravesó mi alma Sumiéndome en dulces sueños Yo dormía, dormía Y tú observabas el vaivén repentino Donde evocaba vivencias antiguas y olvidadas.

Sediento de las fuentes del Olimpo Vi imperios majestuosos, Derrumbarse por sus reyes enloquecidos Arquitecturas bellas erguidas con nobleza Resquebrajarse cuando se rompía el mundo Jardines soleados florecían para caer marchitos.

En aquel profundo sueño, vi mi rostro Y no encontré a ningún mortal. Pero mi inquietud navegó más allá en la barca De las leyes que sujetan mi memoria. Quien perdió lo que yo perdí En parte alguna se detiene.

Mortal, efímero... Si lees esto, guarda en ti lo que cuento. Piensa una mañana en lo que he sido, Avivaré el fuego que mantenía encendida Mi espíritu y me esforzaré por Recordar los eones de tu cuerpo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

12/04/2023 A menudo y de forma extraña, percibimos que la naturaleza efímera y perecedera de todas las cosas es innegable. Nos sumergimos en...